¿Sabes?, me atraen las ventanas con visillos sin bordados, un lienzo fino, de gasa, translúcida, que consienta el paso de la luz y que la imaginación recree las formas a su antojo; el capricho de soñar, de idealizar, de fantasear, de abandonarse. Si no hay ventanas con visillos blancos y de gasa enciende una vela, cariño. El color vida del fuego en la piel también me atrae de forma mágica.
Deshago la cama y busco el descanso echada entre sábanas revueltas de inquietud y me abandono, pensando en ti, mi amante.
No he dejado, todavía, de fumar...
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